Podría haber sido un día más, pero no lo fue.
Uno de esos días que en apariencia serían como otro más de la semana, pero no, fue uno de esos días donde la sorpresa tomó protagonismo y lo rutinario se volvió excitante.
Un lugar, el trabajo, un momento, el desayuno, un mensaje, "cuando puedas, encierrate en el baño y llámame". Y todo se transformo, la calma se esfumó y un nerviosismo empezó a recorrerme, el interruptor lo moviste...ON.
Baño, puerta cerrada, teléfono y llamada. Una orden, una posición, una postura y tu voz en mi oído.
A tu merced, con la braguitas bajadas, el grifo abierto, mi mano mojada, mi culo mojado y tu voz en mi oído, escuchando lo que esperaba escuchar, lo que deseaba escuchar.
Una mezcla de sentimientos, emoción, excitación, morbo y a la vez, inquietud, intranquilidad y nerviosismo. Porque eras Tú y tu voz detrás de ese teléfono y las voces detrás de esa puerta. Y esa situación inquietante y apasionante me gustó. Entre dos mundos, mi mundo interior y mi mundo no tan interior.
Cuando salí del baño no podía quitármelo de la cabeza, ¿se me notaría en la cara lo que había pasado?, una medio sonrisa se dibujaba en mi rostro, lo sentía e intentaba a la vez mostrarme serena, como siempre, que no se notase nada de lo ocurrido.
Y el día pasó, lleno de flashes que iban y venían, recordando lo que había pasado minutos, horas antes y me provocaba, el recuerdo volvía a accionar el interruptor, OFF, ON, o quizás es que siempre estuvo en ON.
Me gusta la sensación de demostrarte que soy tuya aun sin verme, lejos, cumpliendo con lo que me pides. Fue una sensación especial , me gustan, me encantan las sensaciones y situaciones especiales porque me gusta sentir que eres Tú quien controla la situación, sentirme llevada, manejada...TUYA. Y esa lo fue, por el lugar, la forma, el resultado.
Mañana vuelta al trabajo, la trabajadora con responsabilidad y Tu sumisa, de nuevo dos mundos...¿será quizás otro día sorprendente?...ummmmmmmmm (cruzo los dedos).
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